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lunes, 3 de marzo de 2014

Un héroe olvidado de la Puna

03 de marzo de 2014.

RICARDO N. ALONSO
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-Conicet)

OPINIONES

Una calle de San Antonio de los Cobres lleva el nombre de Daniel Cerri. El nombre pasa desapercibido como el de muchos otros protagonistas, de los cuales el tiempo va borrando de la memoria colectiva. Si bien este personaje ocupa un lugar destacado en diccionarios biográficos como los de Yaben o Cutolo, en otros más modernos ya desapareció. Y no estamos hablando de cualquier biografiado sino de alguien que hizo sobrados méritos para ser recordado por sus acciones en varios campos y especialmente por haber jugado la vida en decenas de batallas.

Imagen agregada por el Webmaster.


Mañana se cumplen 100 años de su fallecimiento y es una buena oportunidad para recordarlo; especialmente en lo que incumbe a su aporte a Salta, y más especialmente al territorio de la Puna. Francisco José Daniel Cerri (1841-1914) nació en Italia, más precisamente en Bérgamo (Lombardía), el 20 de septiembre de 1841. Fueron sus padres Gaetano Cerri y María Zanelli.

Siendo joven perdió un ojo mientras correteaba por las cercanas montañas de Bérgamo. Por desinteligencias familiares se embarcó hacia la Argentina donde llegó con 17 años en 1858. Eran tiempos revueltos en el país, y junto a otros paisanos se enroló como voluntario en la legión militar italiana, en la que lo anotaron como Pietro Fascio, un soldado que había desertado.

Con esa maniobra el sargento a cargo salvaba el pellejo y quedaba con el mismo número de soldados. Sin más lo enviaron a una población cercana a Bahía Blanca, donde pronto se batió en combate ante el ataque de 2.500 indígenas comandados por el famoso cacique Calfucurá.

El destino quiso que hoy en ese lugar de la provincia de Buenos Aires, donde antes existiera el fortín de Paso de los Cuatreros, se levante una ciudad y que esa ciudad se llame precisamente General Daniel Cerri. Cerri pasó algún tiempo en aquella línea de “frontera”, hasta que fue convocado para apoyar la lucha del Estado de Buenos Aires en contra de la Confederación Argentina que comandaba Justo José de Urquiza. En 1861 peleó en la batalla de Pavón y ya era cabo primero.

Luego pasó cinco años en batallones de Buenos Aires, tanto en Azul como en el “3 de línea”. En 1865, iniciada la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay participó en las batallas por la liberación de la ciudad de Corrientes, y gracias a su temple y arrojo ganó una medalla de plata, fue promovido a subteniente y fue asentado finalmente con su verdadero nombre.

Peleó con bravura y fue herido en varias oportunidades, destacando sus camaradas de armas que, a pesar de ser italiano de origen, era y se sentía más argentino que ninguno. Cierta vez contravenido por el general Alberto Capdevila, quién le recordó su extranjería, Cerri le respondió con educación y firmeza que a la sangre italiana la había ya derramado toda en el campo de batalla “­cuando usted, Capdevila, aún era un niño!”.

Por sus acciones de guerra mereció la medalla de plata de la República del Uruguay por la batalla de Yatay, la medalla de plata del Gobierno de Brasil por la toma de Uruguayana, los Cordones de plata, escudo de plata por el asalto de Curupaytí, medalla por la campaña al Paraguay y Medalla de oro por la culminación de la campaña al Paraguay, entre otras distinciones militares.

Finalizada la guerra ya había alcanzado el grado de teniente coronel y es el único de toda aquella legión militar que desde voluntario va a llegar al final de su carrera con el grado de general de Brigada. Vuelto a Bahía Blanca, Cerri tuvo diferentes actuaciones y cargos.

Participó de la campaña del desierto, fue comandante de la guarnición de Bahía Blanca, fue el primer subprefecto de Bahía Blanca, socio fundador de la Biblioteca Rivadavia, participó de la llegada del ferrocarril y puso la piedra basal del hospital municipal. Además de su ejercicio permanente en las armas, se dio tiempo para escribir incursionando en novelas, poesía, periodismo y ensayos históricos.
Entre sus obras merecen destacarse novelas como “La mano negra de mi padrino”, que cuenta sus recuerdos de niñez y “Mercedes”, considerada la primera novela bahíablanquense. También su trabajo histórico sobre la “Campaña del Paraguay”.

Publicó numerosos artículos en diarios de la época (La Prensa, Tribuna Nacional, La Pampa, etc.). La importancia de Cerri para los salteños radica en que al finalizar el siglo XIX el territorio de la Puna argentina que entonces pivotaba entre Bolivia, Chile y Argentina a raíz de largas cuestiones limítrofes que se acentuaron durante la Guerra del Pacífico, finalmente se lograra un laudo arbitral y el país decidió la creación del Territorio Nacional de los Andes. Cerri, con su grado de general de brigada fue nombrado como el primer gobernador. Dicho territorio abarcaba parte de lo que hoy es el oeste de las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, con capital en San Antonio de los Cobres. Comprendía los departamentos de Susques, Pastos Grandes y Antofagasta de la Sierra que se incorporaron más tarde (1943) a las respectivas provincias. Lo interesante es que el hombre no tenía nada de burócrata y en vez de sentarse en su sillón alistó las mulas y decidió realizar una larga exploración por todo el territorio, conociendo a sus viejos habitantes, hablando de sus penurias, estudiando su situación social y económica, analizando el tema de sus animales de crianza, las sequías que habían sufrido en esos últimos 15 años, las minas que explotaban, especialmente los boratos y la sal, y otros recursos minerales con que contaban; en fin, tomó nota de cuanto pudo. Producto de esas observaciones escribió un libro titulado: “El territorio de los Andes (República Argentina): reseña geográfica descriptiva por su primer gobernador”, que hoy es un clásico de la materia. La última edición la hizo la Universidad Nacional de Jujuy, ya que la obra original estaba completamente agotada. Es interesante destacar que su secretario fue el doctor Arturo Dávalos, quién como funcionario del Gobierno salteño tuvo una larga actuación anterior en la cuestión limítrofe con Chile habiendo dejado valiosos escritos al respecto. Luego de su experiencia puneña se retiró de la vida militar activa para dedicarse a su esposa, Amalia Aguilar, y a sus cinco hijos. Murió en Buenos Aires el 4 de marzo de 1914 a los 72 años. Entre los muchos aspectos a destacar de su vida está el hecho de que jamás tomó participación en agitaciones políticas, manteniéndose siempre fiel al Gobierno y cumpliendo estrictamente con su deber cada vez que reclamaron sus servicios. La vida y obra del gobernador Daniel Cerri son una página valiosa para la historia de Salta.

http://www.eltribuno.info/salta/378832-Un-heroe-olvidado-de-la-Puna.note.aspx

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